HOTEL PARADOR ALCALÁ DE HENARES

Este fin de semana tuve la suerte de poder conocer el Parador de Alcalá de Henares. Recuerdo cuando era pequeña que iba en invierno con mis padres a la plaza a tomar chocolate con churros, pero no recordaba nada más de Alcalá. Llevaba mucho tiempo queriendo conocer el Parador, no sólo por volver a visitar la ciudad, sino porque es un edificio muy especial. El proyecto está hecho por los dos profesores que tuve en mi último curso de carrera y durante el proyecto final de carrera, el Estudio Aranguren + Gallegos Arquitectos y es un hotel situado en el antiguo Colegio-Convento de Dominicos de Santo Tomás. Me encantan este tipo de complejos que integran un edificio histórico y clásico en un proyecto de aspecto moderno. El hotel se conforma en torno a cuatro patios: el antiguo claustro, un patio para eventos (con un arbol muy especial de luz con letras), un patio de césped irregular y el que llaman el Jardín Tallado, que es el más especial.  (sigue leyendo)

El volumen principal de habitaciones, donde estaba la nuestra, está cubierto por una malla metálica que tamiza la luz, protege del sol y evita la visión directa desde la calle. 

Desde nuestra ventana podíamos ver el Jardín Tallado, un paseo en el que se abren huecos que forman patios privados para el resto de habitaciones. Estos patios privados no son accesibles por los huéspedes, sólo son para contemplar la vegetación que hay en ellos, sobretodo bambú. 

Me llamó mucho la atención,  a parte de la arquitectura, muy limpia y cuidada, los elementos de mobiliario y decorativos, especialmente las lámparas. El comedor donde desayunamos tenía un montón de lámparas naranjas circulares de diferentes tamaños que hacían un efecto precioso, al encenderse parecían calabazas. 

La habitación era super confortable, amplia, con el suelo de madera, incluso en el baño, que daba continuidad al espacio, muy versátil y con un ventanal tremendo dando al jardín.